Agua solo 12 horas al mes

En el sector Mario Briceño, ubicado en el kilómetro 2 de la parroquia El Junquito, hay familias que gastan hasta $54 mensuales en la compra de botellones y cisternas ante la escasez de agua en la comunidad.

Caracas. En la casa de Ramón* llega el agua solo 12 horas y dos veces al mes. En el sector Mario Briceño, en el kilómetro 2 de El Junquito, el racionamiento empezó cada tres días pero se extendió a un mes.

Economizar cada gota

La escasez obliga a Ramón a economizar cada gota que guarda en los pipotes. Por eso cuando llueve recoge agua de lluvia para abastecerse y resolver las necesidades básicas de casa.

“Estos meses, como ha llovido, hemos agarrado agua de lluvia para bañarnos, limpiar la casa y lavar. No tenemos tanque para almacenar suficiente agua”.

Agrega que a varios vecinos les toca cargar agua en sectores cercanos donde el servicio sí llega semanalmente. “No es regular ni equitativo con más de las 30 familias que viven en la calle secundaria”.

Racionamiento prolongado

El kilómetro 2 de El Junquito, en su acceso por la vía de Catia, el racionamiento generalmente era entre jueves y el sábado. Sin embargo, Ramón denuncia que el personal de Hidrocapital demora tres semanas en enviar el servicio o más tiempo si hay problemas en las tuberías.

Según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos solo 27 % de la población venezolana recibe agua por tubería de forma regular, mientras que 9 % dispone del servicio una vez al mes. Ante la irregularidad varios vecinos del Km. 2 de El Junquito almacenan el agua de la lluvia o caminan hasta zonas aledañas.

Comprar botellones y cisternas

Minerva Mujica, vecina de la calle Capilla del sector Mario Mujica hace maromas para tener agua en su casa. Desde hace 15 años vive en esa comunidad y asegura que la compra de cisternas es la única forma de llenar un tanque de 1200 litros y botellones sellados para cocinar.

“Lo poco que ganamos lo utilizamos para comprar medicinas, comida y agua, porque siempre pasamos más de 15 días sin suministro por tuberías”, detalla.

Minerva y su hija compran botellones en $4 cada uno. “No usamos el agua de cisterna para cocinar, porque viene con mal olor o hasta con saltones”.

En mayo pasado ambas gastaron $24 solo en agua filtrada para cocinar, beber y el aseo de un bebé de dos meses. Adicionalmente pagan $30 en cisternas, lo que suma $54 en su presupuesto mensual para suplir un servicio que no reciben frecuentemente. Ante la escasez en el suministro 6.3 % de las comunidades venezolanas optan por comprar cisternas, según Monitor Ciudad.

No dormimos

Susana López, madre de cinco niños, vive en el callejón La Cooperativa. El agua le llega apenas por 24 horas, un solo día dos veces al mes. A partir de las 11:00 p. m. de los viernes llena los pipotes, lava y limpia la casa para aprovechar el servicio.

“No tenemos calidad de vida porque los servicios públicos han empeorado muchísimo. Cuando no sufrimos por el agua, padecemos por la luz”, sentencia.

Referencia:

[*] Se modificaron los nombres por medidas de protección a las fuentes.

Artículo original publicado en Crónica Uno.